Muchas veces se piensa que, al cumplir seis meses, es obligatorio pasar al bebé del capazo a la silla. Sin embargo, esta decisión no debería basarse solo en la edad, sino en el desarrollo del tono muscular de la espalda del bebé. El tono muscular es fundamental para que el bebé pueda sentarse de forma segura y cómoda.
Cómo valorar el tono muscular para pasar al bebé del capazo a la silla
Para saber si el bebé está preparado para sentarse en la silla, podemos hacer una sencilla prueba. Debemos sostenerlo por debajo del ombligo y observar si mantiene la espalda firme sin caerse hacia adelante, hacia atrás o hacia los lados. Si el bebé se sostiene estable, eso indica que su tono muscular es adecuado y que puede pasar del capazo a la silla.
Si a los seis meses el tono muscular no es suficiente, podemos pasarlo a la silla, pero es recomendable mantenerlo en una posición semirreclinada para evitar que haga esfuerzos excesivos y prevenir molestias o lesiones.
La influencia de la alimentación complementaria
La introducción de la alimentación complementaria suele coincidir con esta etapa y es otra razón para pasar al bebé del capazo a la silla. Sentarlo facilita la alimentación y ayuda a crear una rutina cómoda tanto para el bebé como para la familia.
Porteo: la mejor opción
Desde la fisioterapia pediátrica, recomiendo que antes de optar por el capazo o la silla se considere el porteo como primera opción. El porteo favorece un desarrollo postural natural, ayuda a fortalecer el tono muscular y brinda un contacto cercano que aporta seguridad y bienestar al bebé.
Además, es importante no dejarse guiar únicamente por las indicaciones del fabricante de la silla, ya que cada bebé tiene su propio ritmo de desarrollo.
Pasar al bebé del capazo a la silla debe ser una decisión basada en la evaluación del tono muscular y en las necesidades individuales del bebé, no solo en la edad. Adaptar la postura y favorecer el desarrollo con el porteo garantiza una transición segura y saludable.
